Según la OMS, los dolores lumbares, hernias, ciática, entre otras, afectan al menos al 60% de la población.
¿Qué es la lumbalgia?
Es el dolor localizado en la parte inferior o baja de la espalda que se origina a nivel de la columna vertebral, los músculos, ligamentos o nervios de la zona. Es una contractura muy común en la población adulta. Según la Organización Mundial de Salud (OMS) este tipo de lesiones son muy frecuentes. Afecciones a la espalda como dolores lumbares, hernias, ciática, entre otras, son proporcionalmente las más numerosas y equivalen a un 60% aproximadamente, según la OMS. ¿Por qué se origina? Las causas pueden ser muchas y es común que no se identifique un motivo concreto. Sin embargo, la inactividad y mal estado físico, los esfuerzos y sobrecargas en la zona lumbar (cargar pesos o esfuerzos físicos en posición forzada), posturas incorrectas y prolongadas, el estrés, ansiedad y depresión, son algunos factores que aumentan el riesgo de sufrir dolor de espalda. La diferencia entre lumbalgia aguda y crónica está relacionada con su duración. Si el dolor dura menos de tres meses se considera agudo, mientras que si éste es crónico, superaría los tres meses de duración y podría causar incapacidades severas.
Síntomas y signos Un evidente síntoma es el dolor en la parte baja de la columna, y el aumento del tono muscular generando contracturas y rigidez de la columna. Según el grado de afectación y compresión radicular se pueden producir alteraciones de la sensibilidad (anestesia, hipoanestesia, hiperestesia, hormigeo, etc), y alteración del movimiento (paresia, parálisis, entre otras).
¿Cómo se trata?
Con el objetivo de reducir el dolor, recuperar la actividad y evitar que el malestar se haga crónico, los expertos recomiendan una serie de medidas.
En el caso del lumbago común se aconseja reposo en cama, limitando el movimiento en caso de dolor intenso. El descanso dura generalmente entre dos y cuatro días.
No es eficaz permanecer en cama durante mucho más tiempo, puesto que es necesario para los pacientes mantenerse activos.
También en el caso de la fase aguda se recomiendan movilizaciones suaves con calor seco local.
Es probable que el médico recete analgésicos, antiinflamatorios o relajantes musculares para reducir el dolor y la limitación de movimientos.
Se debe evitar la automedicación.
¿Cómo prevenirlo? Siempre es importante cuidar el sobrepeso y realizar ejercicio de forma frecuente y dirigida. También se aconseja evitar calzado de tacón alto, de más de 4 ó 5 centímetros. Es vital que cuando estemos de pie, mantengamos una postura firme, con hombros y caderas en línea recta con cabeza y cuello. Si vamos a estar sentados, se debe mantener una posición recta o con apoyos para la espalda. También es muy favorable realizar ejercicios de fortalecimiento de los músculos de la espalda.
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